lunes

En un minuto lo entenderás



Vincent era el menor de tres hermanos. Trabajador y atento, podría decirse que se había ganado el cielo. Su madre, Amelia, padecía de una fuerte depresión gatillada por la pérdida de su esposo y el ausentismo de sus otros dos hijos; pero trataba de rehacer su vida entre pastillas y la cuasi-agradable soledad de su casa.

Vincent pasaba 2 ó 3 veces por semana a visitar a su madre, pero cuando repentinamente la salud de ésta empeoró, las visitas se hicieron diarias. Galletitas con leche, panqueques, jugo de frutas o un pollo asado; todos los días el hijo trataba de hacerle la vida más agradable a aquella señora que le había dado a luz, preparándole cosas deliciosas y conversando al lado de la chimenea.